El Club Náutico. Su constitución nace como consecuencia de una regata de vela latina celebrada en el año 1952, cuando en la copa que se ofreció a la terminación en la Pescadería, surgió la pregunta de ¿Por qué no hacer un club náutico? La idea fue abanderada por un grupo de navegantes ilusionados que propusieron a D. Fulgencio Roca llevar a cabo dicha idea.
(Fotos del club náutico)
El 13 de octubre de 1952 se anunció a través de “El noticiero” una convocatoria de reunión para todas aquellas personas interesadas en cooperar y formar una junta directiva.
Para la construcción se aprobó por parte de la junta constituida, la emisión de unos bonos sorteables de entre 100 y 5.000 pesetas, pero llegaron a materializarse y se consideraron las aportaciones a fondo perdido, figurando sus suscriptores como socios fundadores.
La inauguración oficial del club tuvo lugar el 19 de julio de 1953 con la presencia de su primer presidente, D. Fulgencio Roca e ilustrísimas autoridades. Entre sus varias ampliaciones destacó la que llevó a cabo el presidente Sr. Ayala para ampliar la terraza 10 metros para una zona específica para la vela.
Fue en 1975 cuando en asamblea de socios, su presidente, D. Mariano García Madrid propuso formalmente construir un nuevo club. El proyecto inicial se estimaba en unos 20 millones de pesetas y no se parecía en nada al actual que hoy conocemos, pues los socios eran partícipes de consolidar el existente y ampliarlo en la medida de las posibilidades. Ante la discordancia, la junta dimitió y el proyecto quedo paralizado hasta 1978, bajo la presidencia de D. Luis Peralta Catalá que con gran esfuerzo y empeño hizo frente a las muchas dificultades que encontró por parte de las autoridades. La fecha de finalización de las nuevas obras fue en 1982. Recuerdos de añoranza y cariño sus bailes, los cohetes, la charanga, sus regatas, sus bingos y todos los eventos que en él se realizaron.
Los balnearios. Los balnearios y las barracas de Los Nietos eran una muestra del progreso que experimentaba la población en su época veraniega. Convendría en primer lugar aclarar que las barracas situadas en primera línea de costa solían ser de particulares para uso propio junto a sus casas, mientras que los balnearios eran objeto de una actividad económica llevada a cabo por empresas o empresarios.
Foto balneario
La construcción de barracas comenzó a generalizarse y llegó a constituir una auténtica preocupación para las Autoridades de Marina y el Ayuntamiento, pues se instalaban en la llamada zona de salvamento de Marina. Llegó a acordarse su destrucción, pero su carácter histórico, la demora en el informe municipal del Arquitecto y el derecho de propiedad reconocido a sus propietarios, contribuyó a desistir en esta idea y obligar a sus dueños a arreglar aquellos defectos identificados en su construcción. El hecho que se siguieran autorizando construcciones bajo el pago de los correspondientes arbitrios y proyectos constituyó de algún modo al origen del problema que afecta a nuestro actual paseo marítimo y su proyecto de reconstrucción. Fue en 1957 cuando finalmente se prohibió la instalación de nuevas casetas y barracas de madera.
Los balnearios eran zonas de ocio para los veraneantes donde se podían disfrutar de bañeras individuales de piedra tallada colocadas sobre obra. Se adentraban en el mar sobre pilotes de madera y se diferenciaban de los embarcaderos, o lugares de carga y descarga del pescado o el embarque de personas para el disfrute de paseos marítimos o destinos como la isla del Barón, en el caso de sus propietarios. Eran además lugares donde se celebraban veladas amenizadas con un pianista y algunas voces con canciones de ópera o zarzuela, o comidas donde el plato principal no podía ser otro que nuestro caldero. Entre los más destacados “El Balneario de Santa Eloisa” o “Los baños termales de San Juan” justo detrás del casino. Las aguas procedían del propio mar a través de un sistema de tuberías. El agua potable procedía de aljibes como “El bombo” situado en Los Nietos Viejos.
La Isla del Barón. A simple vista parece irrelevante la importancia que desempeñó en el progreso de la pedanía esta Isla, y concretamente la labor de sus propietarios. El Duque de Torres y Sra. Duquesa Dª Manuela de O’Neill, viuda de éste. Gracias a la relación que se estableció, las continuas muestras de altruismo mostradas y materializadas con varias donaciones, contribuyeron a la construcción (junto a la colaboración de otras personalidades) de la Iglesia del Pueblo y la nueva escuela mixta, ya que anteriormente existían centros arrendados a propietarios de Los Nietos para llevar a cabo las prácticas docentes. Los Duques habitaban en la isla y sus continuos viajes para ir a misa al pueblo u otros menesteres hacía que en ésta hubiera personal contratado que realizaba ciertas actividades en el Palacete edificado en ella, que tras su remodelación pasó a ser también un hotelito con su embarcadero, o labores de cosecha, cría y entrenamiento de halcones, o mantenimiento del coto de caza.
(Foto traslado Isla)
Otros grandes progresos que tuvieron lugar en pleno apogeo de las poblaciones fueron la llegada de la electricidad a las casas en 1956 o la llegada del agua potable del Taibilla para gracias a la ampliación de las líneas y la red que llegaba a Cabo de Palos y La Manga. No fue hasta 1971 cuando las Poblaciones de Los Nietos y Los Nietos viejos, junto a la de Los Belones lograra disfrutar de agua potable para uso doméstico y de regadío.
En materia de comunicaciones las mejoras en las vías como. La creación de una línea de transporte de viajeros para recoger y trasladar a los veraneantes venidos de otros municipios, cuyo origen se deriva del enlace de la vía de El Albujón a Cabo de Palos, enlazando con Los Nietos y Los Belones (1926) y. La construcción/Reparación de la carretera del Sabinar (Era de tierra) no se produjo hasta 1955, tras solicitarse años antes a Obras Públicas del Ayuntamiento. Dadas las dificultades y la necesidad, se propuso por parte del arquitecto del Ayuntamiento la colaboración de los vecinos aportando material necesario y mano de obra. El asfaltado de muchas calles en esa época (Año 1966, gracias a la aportación de todo el vecindario). La inclusión de la línea de ferrocarril que surgió debido a la necesidad de transportar material extraído de la mina, y de los mineros y trabajadores que participaban en la explotación de la Sierra Minera, y que afectaba a ciudadanos desde Cartagena al Estrecho de San Ginés. En 1964 se cancela el traslado de material siendo el de viajeros su actividad principal. Es en 1976 cuando se produce la ampliación de la Línea de ferrocarril hasta Los Nietos, y quedando en el aire el proyecto de termino en Los Urrutias.
A través de estas escasas líneas resumen de nuestra historia tan sólo hemos querido poner de relieve nuestro patrimonio. Muchos nombres importantes y relevantes no nos han quedado en el olvido, si el mencionado motivo nos hace dedicarles un merecido reconocimiento, pues por igual deberían ser recordados. Toda su contribución y esfuerzo es el resultado de lo que hoy contemplamos, disfrutamos o hemos disfrutado, a pesar de “olvidarnos” en contribuir a enriquecerlo. Por ellos, por todo, por todos, debemos seguir aportando nuestro granito de arena para seguir escribiendo nuevas páginas a esta historia.